​

Descansa la noche anterior porque los vuelos comienzan temprano. Una vez que los globos estén inflados y se hayan realizado las rigurosas comprobaciones de seguridad, los pilotos encenderán el quemador y comenzará el ascenso. En pocos minutos estarás flotando sobre un majestuoso panorama: los deslumbrantes edificios blancos de Arcos de la Frontera, con sus iglesias, torres y castillo medieval, todo ello enclavado dramáticamente en un acantilado. También disfruta de unas vistas magníficas de la localidad del pueblo, incluyendo el cauce sinuoso del río Guadelete y las brillantes aguas azules del embalse de Arcos.

 

Es una experiencia realmente espectacular.

​